sábado, 26 de enero de 2008

SANTAS CACHUCHAS BATMAN!



Siempre lo supimos
Solo que no lo queriamos ver..
No mi hijo no es gay!
De ninguna manera..mi hijo no!
No es facil , aunque debiera ,
aceptar quien el otro es
Sobre todo si el vinculo es mui cercano
Dejame ser quien soi
Veme como soi
No como quisieras que fuera
Porque por mas esfuerzos que hagÀs.. nunca lo serè
Tal vez tampoco logre ser quien soi
Pero seguro no voi a ser quien vos crees

viernes, 25 de enero de 2008


Apareció de repente como si hubiésemos quedado a esa misma hora en ese mismo lugar. Era extranio, me costaba entender su presencia. Recién me había sentado en el restaurante´El Ciervo´ de Belgrano. Miraba el menú cuando la noté sentada enfrente mio. Me besó las dos mejillas, y sonrió como lo había hecho siempre. Era una sonrisa de esas que brillan y que encandilan cualquier angustia. Como la canción de Nat King Cole ´Pretend to be happy when you´re blue…it isn´t very hard to do´. Es raro, le dije. Parece como si hubiésemos quedado acá, a esta misma hora y en este mismo lugar. Pedimos nuestra comida. Ravioli de espinaca y berenjena y lasagna. Como siempre compartimos nuestros platos y una botella de vinto tinto. Después caminamos y nos pusimos al día de nuestras vidas y en lo que había sido de nosotros desde la ultima vez. Evitamos referirnos a ese día específico en que decidimos dejar de vernos hacia más de tres anios. No era que resultase doloroso, era simplemente incómodo. Caminamos bordeando la vía del tren de la costa. Los arboles goteaban la lluvia de hacía rato. Subimos la plaza hasta la catedral. El río no se veía nada bonito, estaba más marrón y oscuro que de costumbre. Una seniora hablaba con otra a los gritos en un inglés pretencioso. Un chico de no más de quince anios revisaba la basura en busca de algo valioso. Mas alla otros dos chicos tomaban helado mientras esperaban a sus padres. Un auto pasó muy rápido delante de nosotros; un Renault 11 blanco, igual al que compartía con mi madre cuando todavía vivía.

Estás bien?! – preguntó Agustina apoyándo su mano sobre mi hombro.
Hablabas dormido-siguió.
Sacudí levemente mi cabeza, tenía arena sobre un costado de mi cara. Bostezé.
Estábamos en la playa sentados en la arena frente al mar abajo de una sombrilla.
Si estoy bien, me quedé dormido, nada mas.
Llevábamos ya, siete anios casados.