sábado, 29 de marzo de 2008

COMO CIEN OLORES


Puedo olerte cuando andas cerca
Entonces una dice-“ ui.. vamos a saludar ?..
sólo tenes que caminar por el tren y lo vas a encontrar”
Y mi cabeza insiste..
-“basta loka basta! DejA de falshear
No hay nadie solo esta en tu cabeza..solo esta en tu cabeza!”
-“shh ¡ para aca o para alla?”
-“basta dije!”
-“esta bien , nos quedamos acá y pensamos en alguien mas”
-“pero vamos a mandarle un texto a ver como esta, no se oía bien ayer”
-“ok solo un texto y nada mas.”
-“nada! Ni texto ni nada!”
-“ a callar putas ¡! A callar!!”
Y entonces levanto la cabeza y ahí estas.
Bajando del mismo tren
Alejándote de mi por el andén..
Apenas nos separaban un montón de cuerpos como cien olores y un vagón.
Que tanto hay en mi cabeza y que tanto hay de real??

jueves, 27 de marzo de 2008

¿Qué ves cuando me ves?


"Our customary visible order is not the only one: it coexists with other orders. (...) Dogs, with their running legs, sharp noses and developed memory for sounds, are the natural frontier experts of these interstices"
John Berger, The Shape of a Pocket

(click en la foto que es panorámica y sale cortada)
Pentti Sammallahti
valokuvia Venäjän sarjasta
Jyskyjärvi, Vienan Karjala
1992

Es así: un día leí "Materia y memoria" de Bergson y quedé confusa. ¿Alguna vez pensaron que los objetos que vemos no son los objetos, sino la impresión de esos objetos que excitan nuestra retina, nervios oculares, viajan hasta el cerebro que decodifica y arma una imagen? Y, para ponerlo en términos de cámaras digitales, ¿que esa imagen que nos formamos tiene muchos menos pixeles que el objeto real? Esto es: la imagen que se hace en nuestro cerebro es una selección de datos. Podemos pensar, entonces, en tocar el objeto. Pero vaya que no es muy diferente. La sensación de dureza, temperatura y textura también es algo que decide el cerebro a partir de lo que las células nerviosas del tacto informan. Y el olfato, y el oído...

Este conocimiento quedó en un cajón. (No se puede vivir pensando todo el tiempo que lo que ves está adentro (el cerebro) como una impresión de lo de afuera (la realidad) )

Pero más adelante me dio por leer sobre budismo. Y resulta que, para el budismo, lo que vemos es una proyección de la mente. Y sólo se ven las cosas tal cual son cuando uno se ilumina. Entonces, hasta tanto tenga uno la suerte de iluminarse (si es que se está en busca de) hay que ejercitar el estado de presencia y tratar de ser consciente de que (ahora sí todo el tiempo) eso que se ve, toca, huele u oye tiene la misma validez que las imágenes oníricas porque no es otra cosa que lo que la mente, mal influenciada por el ego, proyecta.

Recientemente llegó a mis manos un libro (el amigo de una amiga que se está por mudar y prestó todos sus libros, o muchos de ellos, para que se los devuelvan cuando esté instalado en su nueva casa) de John Berger donde, a partir de unas fotos de Pentti Sammallahti, habla de la existencia más de una realidad visible. Que a veces nos soprende ver esos intersticios entre la realidad visible ordinaria y otra/s extraordinaria/s como las que verían, por ejemplo, los perros.

Qué quieren que les diga.

Para no volverme loca, me anoté en el curso de introducción a la física cuántica en el centro de altos estudios. Un poco de ciencia dura no viene mal de vez en cuando.*




*En realidad me anoté pensando que estaba relacionada con la teoría del caos, pero parece que no. Igual el profe nos dijo que tal vez agrega algo de info sobre teoría del caos algún día del curso.

"También vivimos mientras soñamos"

Soñó que se moría. Se despertó esa mañana con ganas de vomitar. Directo de la cama al baño, sin entender donde estaba su cuerpo. Se arrodilló frente al inodoro y purgó todo ese malestar matutino. Se levantó asqueado y se miró al espejo para no perderse esa imagen pálida y enferma. Volvió a la cama nauseabundo y se sentó con la mirada fija en el piso. Se sonrió. Sonrió más. Se empezó a reír a carcajadas. “¿A quién querés engañar?” gritó. “Ya pude verla y sentirla, sé que no es lo que vos querés que crea.” Es fresca, liviana y hermosa. “¡Perverso! Tanto que hasta conseguís enmascararte de humildad. Pero ya no tengo miedo” pensó.

"...El nacimiento y la tumba,
Un mar eterno,
Un moviemiento sucesivo,
Una vida ardiente.."
(Fausto de Goethe)


miércoles, 26 de marzo de 2008

y aguante el hombre araña de san bernardo


Yendo de Iruya a San Isidro, en la provincia de Salta, luego de haber caminado al lado de un río por dos horas, tuvimos que desviarnos por un camino de cornisa que no terminaba nunca. Cuando finalmente vimos el pueblito allá arriba, Luli me indico un camino muy escarpado que nada tenia de transitable. Ella comenzó a subir con sus dotes de acróbata, y yo, desesperado camine diez metros más para encontrar el camino correcto. Desde arriba pude ver como Lu usaba sus cuatro extremidades para llegar; atrás venia una pareja de gorditos que casi mueren del infarto al verla, pero cuando les explicamos que había otro camino pudieron respirar. Esa misma noche, a la luz de unas velas, comimos empanadas con esta pareja, y nos contaron que para ellos Lu había demostrado ser un sujeto parecido al hombre araña. Desde entonces, todos los días de nuestro viaje tuvieron alguna representación de Spider Man: entrar a un baño en Copacabana y encontrar una pistola de agua de dicho super héroe, una chola en una callecita del Cuzco vendiendo títeres de dedo de lana con su figura, un circo perdido en el camino hacia Andahuaylas con un mural gigante, y allí pintados, dos payasos y el hombre araña, una vasija de la cultura moche con una representación de una araña antropomorfa, un nene disfrazado en Trujillo, un muñeco inflable en Guayaquil, etc. El domingo volvimos a Buenos Aires y entre una cosa y otra recién el martes pude sentarme a leer el Clarín. En su tapa, abajo a la derecha se leía: “Mataron al "hombre araña" que violaba mujeres en La Plata.”

martes, 25 de marzo de 2008

1975 (por Tony Wilson)




Hay generaciones que no tienen suerte. Pensaba en eso. Una vez más había demoras con los trenes. Retiro estaba desbordado de gente. Pero nadie decía nada, todos esperaban leyendo el piso o mirando la razón.Yo me estresaba más con esa espera que con mi trabajo. Y pensaba en lo que no tenía, en lo que podía haber sido. Una carrera, un buen auto u otro país.

Pensaba en mi generación, la del 75´. No me acuerdo de nadie que lahaya pegado. Todos normales, nadie rompió el molde. Abogados de estudio, administradores de empresas, profesores de educación física, profesores, maestros, artesanos, psicólogos, algún actor de reparto,contador, empresario hijo de empresario, publicista, trabajador. Pero nadie que haya ido por todo. Nadie a quien el destino le haya dicho-Vos, vas a ser distinto. Vos, vas a ser grande. Todos en el medio. Y yo en el medio de un andén lleno de gente esperando volver a casa.


*


Me acuerdo de un acto en el colegio. Fue en la primaria, una mañana cuando el director hizo un anuncio en el que nos contaba que Lucas, un chico de un grado más arriba, pero de los más chicos y por ende del 75´ dejaría el colegio para dedicarse por completo al tenis. Tenía un brillante futuro por delante. Lo esperaban la Copa davis, Wimbledon laATP y una carrera de césped o de polvo de ladrillo.


*


Había habido un accidente en Olivos. Alguien había cruzado la vía conla barrera baja y no visto el tren. Ahora, había que esperar a queretiren el cuerpo.


*


Pasaron los años, yo me debatía que carrera elegir después del colegioy Lucas ya era un tenista famoso. En una oportunidad logró entrar enel top 10 mundial. Pero duró muy poco ahí. En algunas temporadas brilló en dobles ganandovarios torneos. No sé si fueron las lesiones o su bajo rendimiento pero después de un tiempo no oí hablar más de él. No participaba deninguna copa, ningún torneo ni nada.


*


Llegué a casa muy tarde.Esa misma semana hablaba con mi mamá por teléfono. Mencionó unamuerte, una amiga suya, Susana. Había sido un suicidio. Susana sehabía tirado a las vías cuando pasaba el tren el cruce que le sigue a la estación de Olivos.Hacía meses que estaba muy deprimida. Hacía un año que le habían diagnósticado un cancer a su hijo Lucas. Nunca pudo superarlo. A esa hora en que yo terminaba de trabajar, ella terminaba de vivir.


*


Pensaba en eso. Los de la generación del 75´ nunca tuvimos mucha suerte.

lunes, 24 de marzo de 2008

Natasha ernesto y yo

Donde solía haber tres ganchitos para colgar tres sombreros, ahora sólo queda uno, maltrecho y herrumbroso. Y es que el tiempo y los sombreros los fueron erosionando, gastándolos de base, convirtiéndolos en polvo de metal.

Ahora ocurre que entra Natasha y cuelga su sombrero, lleno de alegres moños y plumas de tigre. Cuelga su sombrero y se despreocupa del asunto. Pasa a la cocina. Tal vez toma una grapa o tal vez se acerca un poco a la ventana para ver los carteles.

Ahora entra ernesto con su no menos vistoso sombrero, que consiste de cuatro círculos concéntricos con sus respectivas tangentes. Estas tangentes son rectas sempiternas, y como tales le dificultan la entrada y salida a edificios públicos. Pero lo que ernesto pierde en practicidad, lo gana en elegancia. Ahora ernesto se quita el sombrero para colgarlo del gancho, pero lo encuentra ocupado. Estupefacto queda ernesto mirando los alegres moños y las plumas de tigre.

Ahora entro yo con mi viejo sombrero de fieltro. Con ensayado y natural gesto me lo quito y me dispongo a colgarlo. Se trata de movimientos que mi cuerpo ya conoce y domina. No requieren ser pensados: son reflejos. Pero ahora ocurre que dos obstáculos separan a mi sombrero del gancho. El primero es el sombrero de Natasha (en cuya descripción no creo pertinente ahondar) y el segundo es el estupefacto ernesto, que (quien sabe hace cuanto) mira el sombrero de Natasha.

Lo que ocurre ahora es inesperado: Mi cuerpo sigue su natural impulso de colgar el sombrero, pero en lugar del gancho se encuentra con la calva brillosa de ernesto. En ese mismo instante, a doscientos y pocos kilómetros, un hombre mira su reflejo invertido en el lado cóncavo de una cuchara.