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martes, 6 de mayo de 2008

che ale, de ahora en más, simple


Querida Diana*: Finalmente te escribo estas líneas para describirte lo que siento: hambre y un poco de sueño.

*El nombre es falso.

martes, 22 de abril de 2008

odio las palabras


Me pelié con las palabras.
Si no sirven para decir lo que necesito, ya no necesito que salgan de mi boca. Mejor la uso para otra cosa.
Y me pelié con mi boca.
Porque no me sirve para besarte si no te digo la palabras que odio tanto.
Tanto, que pretendo olvidarme de vos y me olvido de ellas.
Pero no me olvido de esa palabra: besarte.
Ni de vos.
Besarte.

martes, 8 de abril de 2008

nos arianos


miramos a los ojos
.....................................-hojas púrpura
pensando en hojas púrpura
.....................................-veredas púrpura
como verdaderos hijos
.....................................-solcito templado
de los polvos del invierno
.....................................-solcito acojedor

martes, 1 de abril de 2008

ni para restar


'éste se marea solo'
en el mal
del mal jugador
mi excusa es la mejor

martes, 18 de marzo de 2008

mi poética de hoy


La poesía:
"es aburrida" Pau
"capáz tiene mucho de uno mismo" Marito
"es una farsa para levantar minas" Juanegriego


No sé escribir. Entonces, voy a volver a lo básico: hacerme entender, pensar en comunicación. Pensar en pensar lo mismo que otro a un mismo tiempo. Deshacerme un poco de este ego, que tanto sirve y que no voy a usar: abandonar la primera persona.-Escribió de un tirón Federico, sin leer mientras las letras se sucedían en la pantalla impulsadas por misterios foto-eléctricos. Se había colocado los anteojos para mirar, dispuesto a no perderse nada de lo que sucediera durante esos minutos.
Se sucedieron las letras negras, manchando el fondo blanco tan brillante, tan blanco y tan feo que lo cegaba y por eso era que no lo veía, a propósito (como todo). No veía el monitor, ni leía, aún con los anteojos puestos.
Fue por eso que pudo escribir un cuarto de hora entero sin aburrirse. Fue porque no leía que el tiempo le pasó volando por el monitor y él sin verlo.
Cuando el minuto dieciséis se anunciaba en un reloj mudo que miraba a una pared, Federico alza la vista y lo lee.
Un nombre o un sustantivo. Repetido. Todas las veces.
El nombre de una flor hermosa, no de un árbol, de algo vivo o el nombre de una persona, mujer.
Ese nombre es de ella. Pero ese nombre es otra.
Ella es la que él no viera nunca, la que él no quería interpretar. La que una vez leída cegaba, la que ni los anteojos hacían soportable y tan lindos le quedaban (a ella o a él).
Ella, y su nombre repetido en la pantalla, lo miraron desconcertarse.
Y saliste corriendo, Fede, sin apagar el monitor.
Bien por vos.

martes, 12 de febrero de 2008

extremidades inferiores


disculpen la desprolijidad del boceto que se cree listo
con un click sobre la imagen, se ve más grande

martes, 18 de diciembre de 2007

'es lo mejor que podía hacer'

foto: paloma


Sí, es lo mejor que podías hacer. Tenés razón te tengo que entender. Pero no me importa, no te quiero decir -si, te entiendo. Algo hay, en "si entender" que reprime, que rompe huelgas. Si tengo ganas de decirte en la cara que me parece una mierda lo que hiciste adiviná qué: agarro y te lo digo; y vos escuchás. Y sí; tenías porqué hacerlo, no tenías cómo no hacerlo y todo eso, pero lo hiciste. Nunca te olvides de que lo hiciste, porque cuando uno te dice -si, te entiendo listo, ya está -¿amargo o dulce? y a otra cosa, o -te perdono -bueno vamos al cine. Un carajo nena. Te entiendo, capaz te perdone, pero lo hiciste y bancate la consecuencia, bancate mi cara de culo, mis ganas de no verte. Pero que no quede ahí. No claro, asi también es facil -¿estás enojado? -sí -bueno listo, llamame cuando se te pase la concha de tu madre. Tu parte es: -no te enojes, dale veamonos -no te quiero ver, me heriste, estoy enojado con vos. Reconquistame. Seducime, siempre. Porque la que se mandó la cagada fuiste vos y yo te amo y vos a mí y te toca laburar. Laburar es construir, es lo más positivo que hay, asique arremánguese compañera. Invitame al cine, conveceme de que vaya y robame un beso. Te lo voy a dar sí, si yo te quiero, si yo te entiendo. Y te perdono.

martes, 11 de diciembre de 2007


Mariana: Te prometo que mañana sale el sol. Y que brilla, mañana, como brilló el mejor día de tu vida. Ese que jamás volvió. Ese, Mariana, que te levantaste ya caída. Que desayunaste dormida una pasta horrible. La misma que cenaste la noche anterior y te fuiste; saliste a la calle y te recibió el sol. Te quemó los ojos que durmieron poco, por que siempre dormiste poco. Ese día tropezaste mucho y te negaste de más; mostraste los dientes, Mariana. Ese día el sol te los recibía, haciendote rogar por una cama que no tuviste hasta muy tarde, pero que supiste aprovechar. Yo te prometo mariana, que el sol sale mañana y que todo el día va a brillar. Como aquel día Mariana, el mejor de tu vida, en el que la pasta horrible te cayó mal, en el que las convulsiones de tu tráquea te dejaron encerrada en el baño del trabajo del que te hecharon por no responder el teléfono. El día, mariana, en que golpeaste mi puerta. Transpirada, desocupada, vomitada y ojerosa y hermosa y hermosa y yo ya te esperaba como ahora espero que te duermas para que entre le cielo y tu cama no haya más hoy, para que todo en vos sea ahora Mariana mañana.

martes, 4 de diciembre de 2007

¡que te retruco!



Me dejaste un no sé; te escribí diciendote que valgo la pena, voy a jugar mis cartas.
Me puse a escribirte en la noche. Me puse a escribirte durante el día. No quise parar durante semanas. Te ensayé trece cartas, siete poemas, treinta borradores. Tocaron a mi puerta y ya no supe cómo abrirla. Mis temores se hicieron más complicados, mis pesadillas ganaron textura. Creo que pude oler el agua negra que en un terror nocturno inundó mi tráquea y mi grito. Me di cuenta que escribir no resuelve nada.
No me busques más en tu buzón, estoy marcando mis cartas. Me costó días y lágrimas pero ya encontré la puerta. Te llegarán rumores de que ando viviendo mi vida, de que ni pienso en contarla y de que uso los adjetivos sólo cuando necesito contar a un amigo esa anécdota, alguna noche en un bar que nos tiene en una mesa dónde no entran nuestros vasos gigantes de vidrio liviano; ni el reflejo en ese vidrio de los ojos como cuartos menguantes de esa morocha que me mira sonriendo desde la barra.
Me dejaste un te extraño; te respondo que ya no quiero más.

martes, 27 de noviembre de 2007

Si existe, no creo que dios se rebaje a aprender a leer; tenemos que aprovechar este rinconcito de privacidad, aislado de terribles juicios divinos, para poder jugar y gritar sobre el pasto crecido como herejes.

escribir para entenderte

escribir y entendernos

escribir complicado y esconderse

creyendo que se protege

o que se es genial

escribirte

escribirme las zapatillas

escribir una novela

escribir en el borde de la hoja

escribir en el borde de la hoja de una novela

escribir

abajo del dibujo de una hoja

la palabra hoja

o la palabra botnia

escribir la palabra de dios

escribir 'palabra'

escribir la palabra dios

con minúscula

o con mayúscula

y que lo lea

si sabe


escribirle a papá noel

escribir sobre escribir

escribir por necesidad

hacer una lista de compras

hacer una lista negra


escribir es hacer

es

por lo menos

agarrar una birome y mirarse

y tallar esa mirada hasta que quede bonita

y clara


escribir siempre lo mismo

escribir siempre

escribir lo mismo

escribir siempre algo diferente

escribir siempre lo mismo

no saber qué escribir

escribir igual

escribir

un poema choto

o bueno

y tirarlo

es un poema

sólo si despúes escribís otro

escribir con ganas

de ser conocido

hacer un bollo esa hoja

y tirarla

escribir con ganas

arrancar esa hoja

y sonreír

querer escribir

deber escribir

saber escribir

saber corregir

saber corregir

corregir

saber leer

saber sonreir

escribir una búsqueda

escribir sabiendo

que no vas a encontrar

escribir igual

martes, 6 de noviembre de 2007

los hombres no lloran

ª fede, hoy tenés que publicar, dale
º no puedo se me parte la cabeza
ª dale, probá, siempre está la escritura automática
º eso es de taller literario, no jodas, no voy a hacer un poema
sobre el mar... ademas no estoy enamorado
entonces no me salen poemas
ª no soy tu psicólogo, sólo te digo lo que tenés que hacer
º ...además ultimamente me estuve planteando
todo esta cuestión del "para qué", el "cómo", el "no seas ladri"
ª te voy a empezar a cobrar, callate y escribi algo
º pero... encima tengo que elegir una imagen, hay tántas
ª agarrá alguna que tengas a mano
º bueno a ver qué sale


martes, 30 de octubre de 2007

buenos morales x fede té







martes, 16 de octubre de 2007

concreto - fede té

Enorme. Una de las más importantes metrópolis del mundo. Caliente.
Estruendo. Autos se esquivan masomenos, se apuran más. Bocinas.
Tarde. Se apuran, se esperan, se miran pero no se tocan, nadie sonríe. Permiso.
Monedas. Mucha gente satura a la mañana las veredas rotas. Kiosko.
Compráme. Se fruncen por inercia, se ignoran, se tratan con desprecio. Monedas.
Viene. Se escudan en las reglas para no ser amables, se olvidan. Parado.
Calor. En el colectivo, miran a los de afuera en vez de a los ojos. Ventana.
Calor. Todo es complicado, todo se complica “necesitamos más reglas”. Enojo.
Todo se complica, todo es en realidad tan simple.
El camino no es largo. Es largo y ancho.
Pampa.
Hay objetivos intermedios.
Descartables. Espejismos.
Mirar a través. Romperlos. Galopar a través.
La ciudad como la pampa.
El pecho como galope.
Una oración. Tan Simple.

martes, 9 de octubre de 2007

Los hermanos Textoni en: “El que no sabe borrar no sabe escribir” (frase de L. M. y M. L.)

Fede: Che lu. ¿Viste mi goma? Es rosa y azul.
Luli: No
Fede: ¿Vos tenés goma?
Luli: Sí.
Fede: ¿Cómo es?
Luli (revoleando los ojos): U chabón, no empieces. Es mía, yo no te la saqué.
Fede: ¿Es rosa y azul?
Luli: No, blanca.
Fede: A, bueno.
Luli: Ya me pusiste de mal humor.

Fede: Prestame tu goma.
Luli le alcanza, sin sacar los ojos de la fotocopia, una goma muy gastada y sucia; blanca.
Fede (girando la goma entre sus dedos): ¿No sería re limado si me dieras una goma rosa y
azul, que tuviera escrito “fede”?
Luli (sin sacar los ojos de la fotocopia): No jodas.
Fede: ¿No sería limado que vos hayas lijado la superficie, la hayas sumergido en acrílico blanco
durante un día, y después la hayas ensuciado un poco y en realidad esta goma es rosa y
azul y es la mía, pero transformada con el fin de así poder hacerte con uno más de mis
bienes personales y saciar de esa forma la enfermiza tendencia cleptómana que sostenés
desde el prejardin?...
Luli (mirando la fotocopia, suspira para sí): qué paja
Fede (sin prestar atención, mirando la goma): …¿Tendencia seguramente radicada en el hecho
de ser mi hermana menor y admirarme incondicionalmente, poniéndome a mi por sobre
cualquier ídolo religioso, político o cultural que puedas tener y convertirme, por lo tanto,
en el objetivo de tus prácticas fetichistas? ¿O quizás tu tendencia cleptómana se base en
haberte sentido desplazada toda tu infancia por la irrevocable verdad de que yo, tu
hermano mayor, el primerizo de la familia y el legítimo dueño de esta goma
maliciosamente “enchulada” sea el preferido de mamá y de papá?
Luli: No te podés quedar la goma
Fede (borra algunas cosas): Acá la tenés.

martes, 2 de octubre de 2007

Lunes 10 am (hard)

Cruzamos callao y encontramos a nuestro héroe caminando por la soleada vereda de Santa Fe. Es lunes: lo dice su cara. Son las diez de la mañana. “Entro a las nueve”, piensa con la indiferencia de un dios o un drogadicto. Lunes: el día de la luna, aquella diosa plateada que estuvo seduciéndolo toda la madrugada y se marchó cediendo el trono a su incandescente hermano, dejando tras ella sólo promesas rotas y unas azulinas medias lunas bajo los irritados ojos: unas hinchadas ojeras que gritan LUNES. Nuestro héroe encara la oficina.
-Qué caripela -le dice el amor de su vida, la secretaria de cobranzas, mientras le saca brillo a su flamante anillo de bodas contra el cuello de su remera. Procurando no bloquear con su mano la vista a su excepcional escote.
-Hola, Laura ¿Cómo estas? -sueña, nuestro héroe, con la posibilidad de un affair de por lo menos tres minutos contra la fotocopiadora.
-Mejor que vos, seguro -dice ella y finge atender una llamada telefónica, acariciandose ahora una pierna que su corta pollera no deja imaginar. Él pone cara de situación y encara el ascensor.
- El señor Marconi pidió verte -dice ella sin mirarlo.
Piso 5; secretaria del jefe; labrios apretados; lo desprecia.
-Me mandó a llamar el señor Marconi.
-A… sí, vas a tener que esperar.
Cinco minutos más tarde dormía con los ojos abiertos cuando un “Pasá” lo despierta y lo empuja hasta el despacho de Julio Esteban Marconi, Gerente General.
- Siempre tarde, parece mentira -sonrisa pasivo-agresiva marca registrada.
- Me pasaron de largo dos subtes -miente el cadete con tan pocas ganas que parece verdad.
- Vas a tener que salir más temprano, estás al rozaqndo el guardarail… -"Otra puta metáfora corporativa más y le abrocho la corbata al escroto” residuos de alcohol en su cerebro piensan por él.
- Disculpe señor, no vuelve a pasar.
- No es por eso que te llamé, ayer te olvidaste docientas cincuenta copias de esto en la fotocopiadora -dijo el ejecutivo exhibiendo entre sus manos de uñas esculpidas una pila de cinco centimetros de alto de papeles que, en letras grandes y gordas, rezaban : FIESTA NEGRA EN MI DEPTO todos invitados todo legal.
-¿Qué hablamos de usar los recursos de la empresa para cuestiones personales? -el aire acondicionado se llevaba sus sueños de vacaciones anticipadas, dejando un clima frío, frígido, blanco y un gusto seco en la garganta- Se puede retirar.
Cara de circunstancia hacia el ascensor.
-Algo más… -dice el Sr. Marconi
-Si
-¿No me tirás un cincuenta, pibe? -Nuestro héroe se alegra de haberlo secado con su propia pis.

martes, 18 de septiembre de 2007

la imaginación le rompe el culo al codificado, pero se acaba en el mejor momento

para elloco


Como todos, como nadie ella estaba en el medio de una oscura habitación llena de gente, llena de música, de humo y luces. Cuántas cosas entran en la oscuridad. Yo como todos, como nadie entré. La tengo que saludar. (Hola.)
Acercate; más, dale no seas tímida. Saludame sí, pero no de lejos, vení, con un beso, apoyame una mano en el hombro aunque sea y poné tus labios en mi cara, aunque sea en un costado. Quiero oler sin que te des cuenta el perfume de tu nuca. No me conocés, decime mi nombre (Raúl me llamo, pero decime 'fede') despacito y mirándome a los ojos. De tu otra mano, dejame que te la agarre, te acaricio los dedos: despacito los abro con los míos, los separo. Pongo mis dedos entre los tuyos. Nuestras manos unidas son nuestro cuerpo; es uno y es nuestro.
Ahora corriste la boca, ya no me toca pero así mi cachete contra el tuyo que es tan suave, tan perfumado por la noche llena de gente con olor rico y chivada, bien vestidita y anoréxica, toda amable e interesada, toda importante e invisible. Y latís, ya no es mi corazón lo que pulsa: te siento fuera de mi cuerpo pero cerca, tan cerca. Mi mano, la de tu cintura, sube y llega a tu pelo; es lindo pasearse por él como descalzo por una playa de arena muy fina ¿Cómo es la isla de caras? A contrapelo te saco un suspiro; te ponés colorada y te tapás la boca; dos medias frutillas en almíbar rojo que se escapan entre tres de tus dedos regordetes. No se si te reís pero me mirás desde abajo con los ojos grandes y en mi mente no hay nada. Un numero: una nena. No te suelto la mano, esa que intercalaba dedos tuyos y míos, no me la soltás. Ahora sí: empujo tu espalda hacia mi pecho y se curva en un badén, en un valle curvo tan dócil. Debajo de ese vestido de verano tu piel es más suave y te imagino bañándola en crema a la mañana, con el sol celeste o amarillo entrando por la ventana de tu décimo piso. Puedo oler la mañana, la crema, el jazmín artificial. Puedo verte mirándote en el espejo y sonreír satisfecha. Algo hay entre tu espalda y mi pecho: sos vos. Pequeña contra mi cuerpo, callada, respirás ensimismada y fuerte. Ya no escucho esas palabras que no quiero escuchar, ahora callás las que sí quiero oír pero las pensás y eso me basta. Tus tetas contra mi pecho. Incontenidas, llenas de piel o silicona pero sin corpiño. Mis pectorales son manos, vasijas tibias que ofrecen sustento a tus enormes lágrimas de piel. Hermosas protuberancias que me conmueven. Ahora quiero llorar o estrujarte, quiero acariciarte y partirte al medio como el cuchillo dentado a un pedazo redondo de pan de campo. Esponjoso. Ahora me decís algo, te contesto (parezco muy seguro de lo que digo) y nos separamos. No del todo: mi mano todavía está tejida en la tuya y la lleva hasta mi auto y, sin hablar, el resto de mi cuerpo te va a extrañar todo el camino hacia el telo. Y te re cabió, Maxi López.

(foto: papparazzi)

miércoles, 5 de septiembre de 2007

excusas uno

mis primeras migrañas
o
sinusitis



Dinamismo en la cabeza de un hombre, Umberto Boccioni

martes, 28 de agosto de 2007


Ayer compré la primer Fierro (segunda generación) que salió en Agosto del 2006, hace exactamente un año. Llegué a casa y la leí toda antes de dormir. La tercera era una historieta de Sampayo y Muñoz sobre el disco Money Jungle (Ellington – Mingus – Roach, 1962); en seis páginas hay solemnidad, absurdo, sutileza, y una negra en bolas. Toda en blanco y negro me gustó la historieta; transmite en una escena de cuatro cuadros toda la sensación de un tema de ese disco, un estado de ánimo con todo y su atmósfera. Cuando yo escuché ese disco lo que sentí no se parecía ni remotamente a lo que dibujante y guionista desprendían de esas páginas, eso me llamó a escribir esto. El arte, pensé, se alimenta de las discordancias.
Ayer compré la primer Fierro, segunda generación, y (hoy) quedaría bien que sea de Agosto del 2006. Ojalá la hubiera leído entera, ojalá me hubiera podido dormir. Sampayo y Muñoz hicieron una historieta sobre Money Jungle, me gustaría haber escuchado ese disco, escucharlo.

miércoles, 22 de agosto de 2007

instantánea


Daniel y Cecilia se conocen en una fiesta y esa misma noche van los dos al departamento de Daniel, y garchan.

Ninguno de los dos quiere una relación en serio, sin "fidelidades, reproches de llamados, familias, y esas cosas", como dice Cecilia una semana más tarde; "cada uno con su tiempo, con su vida, si te quiero ver te llamo, si me queres ver me llamás" dirá Daniel antes o después de enamorarse.

Se verán cada tanto, en el departamento que va a ser de él por el resto de ese año. Ella vivirá acompañada hasta los setenta y dos años y antes de terminar “Cien años de soledad” se la llevará un cáncer en una cama del hospital Pirovano. Se le ocurre que sus hijos la hicieron llorar más de alegría que nadie en su vida y lo hace por última vez. Daniel a los cincuenta y cinco tiene un infarto mientras habla por teléfono con su hijo.

Cecilia se va a casar con Andrés y compartir la crianza de sus hijos.
Daniel se sacará el quini seis y se mudará a Méjico; eso lo convertirá en una persona aún menos conciente de la simpleza, a pesar de Méjico. Si antes no sabía apreciarla, ahora no la necesita, piensa. Sin embargo, a los cincuenta años se va a dar cuenta de que si volviera treinta años para atrás sería militante.

Treinta años atrás Cecilia espera que ése que la mira desde la barra le diga algo. No espera más y se hace comprar una cerveza que se olvidan de pagar. Son tan diferentes.

miércoles, 15 de agosto de 2007

a falta de tiempo, montaje diacrónico


“… cuando se reflexiona acerca de que, en la serie creciente de lujos humanos, no hay punto que produzca satisfacción, uno no puede sino sentir que hay acaso tanta insensatez como filosofía en la determinación del gaucho de existir sin necesidades, y que la vida que lleva es ciertamente más noble que si se esclavizara de la mañana a la noche para conseguir otra comida para su cuerpo u otra vestimenta para cubrirlo.”
Head, Francis Bond; “Apuntes tomados durante algunos viajes rápidos por las Pampas y entre los Andes", 1826.

Foto: Pacha, Buenos Aires, 2007.