jueves, 26 de junio de 2008

Verborragia

Imagen de google


Los verbos nos hacen actuar, nos mueven hacia la acción concreta, sin ningún adorno que adjetive ni describa en detalle la complejidad. Los verbos son simples, directos, sin vueltas ni rodeos, sin doble sentido. A diferencia de los sustantivos, que se enredan con los adjetivos, que los atraen en una seducción constante y hasta paradójica. Cómo puede ser que el frío sea cálido y el amor doloroso. Es una relación dependiente que no tiene otro sentido más que el de confundirnos y persuadirnos a alejarnos de lo esencial: la simpleza de ser, la presencia del verbo, un presente sin distorsión ni metáfora.

El verbo es concreto en su voluntad de acción en todos sus tiempos. Voy, fui. Nada de a un lugar casi oscuro con dinámicos matices de sombras simbólicas. Voy. Los verbos son sinceros, son humildes, no sufren el complejo de inferioridad que tienen los adjetivos, quienes se desesperan por conseguir protagonismo y aparecer en cantidades. El agua puede ser transparente, pura, fría cristalina e hidratante al mismo tiempo, pero el agua es.

Los verbos son libres, no están atados al significado como el sustantivo, que necesita del objeto para constituirse como tal. Los verbos no son esclavos de la lingüística, pero sin embargo no le escapan al tiempo. Un pasado al que no se puede volver, que se encierra en si mismo y que se guarda en la memoria. Un presente en constante movimiento. Voy. Voy. Voy. Siempre voy. Un futuro que termina en la onomatopeya de la expectativa, iré, y que no hace más que dejar promesas sin cumplir. Un condicional que deja la acción a mitad de camino. Es la excepción a la regla, la fuga del verbo, el desvío. Transformaría y sería, diría y existiría. Peor que la ambivalencia de los adjetivos y sus metáforas, es la duda del condicional. Que no sabe si ir o venir, y que por eso queda estático en iría.

El verbo puede cambiar de persona, de número, de tiempo y de modo. Por eso es mejor si bailamos, que si bailo o si digo que bailar me hace feliz. ¡Bailemos! El verbo es, el sustantivo designa lo que es, y el adjetivo describe eso que es. Yo duermo, sin importar si duermo mucho, poco, en silencio, en la cama o en el piso. Duermo. El verbo aparenta ser determinante y autoritario, pero es por el contrario movimiento y simpleza, sin el cual no hay existencia.

lunes, 23 de junio de 2008

algo sobre Sebastián Nóbrega


i
cuando el dinosaurio despertó
la imagen todavía seguía allí
agazapada, expectante

cuando el dinosaurio despertó
la máquina se estaba yendo
y estaba bien,
dejala que se vaya nomás


ii

la imagen y el hombre tomaron el té
al hombre no le gusto
a la imagen tampoco
pero alguien contó un chiste
y los dos se rieron


iii

el dinosaurio quiso ir al supermercado
pero se encontró con una montaña
el dinosaurio feliz la escaló y tuvo un sueño

domingo, 22 de junio de 2008

imaginate la foto

cuatro claveles
mueren
en mi mesa de trabajo

sobre ellos
un hongo crece
como terciopelo gris

así mueren las viejas formas
así tejemos nuestra política

un día ya no habrá claveles
todo va a ser hongo
hongo
hongo impalpable