lunes, 8 de diciembre de 2008

Mal llevado, de acá para allá.

La luna, las estrellas y la concha de tu hermana son parte del folclore urbano en un fin de semana con los Mal Llevados. Al ritmo de “queremos vino bueno a precio normal” y “Mick Jagger no conoce las topper blancas” acabo de atravesar tres días de gira con estos muchachos sin vergüenza, la joda empezó un viernes en un cumpleaños en una terraza de chacarita, la cerveza parecía tibia hasta que por fin irrumpieron estos superhéroes y pasaron su calor al resto del ambiente. Los Mal llevados arman canciones de fogón, las componen y las tocan, pero fundamentalmente las arman; comparten su cancionero, enseñan sus estribillos e incitan al pogo. Esto podría llegar a ser punk villero bien rebelde, como la primera época de attaque, pero usando el humor como un cuchillo muy mucho peor.
La fiesta va por dentro, la realidad se acomoda al estribillo, los Mal Llevados pelean por la libertad de culto y el aguante, por la belleza de la suciedad y el encanto del sexo. Adela, Sandra, Patricia, Olga, Noemí, Laura y Martha, la novia del bombero, son algunos de los nombres de sus canciones, pero esto es sólo la puntita, la verdadera verdad está oculta atrás de los disfraces y se llama amor.

efectos secundarios: masturbarba

Yo me masturbaba pensando en voz
y no te conocía.
¿Esta mal?
Cómo podía suponer que te iba a encontrar
en un 168 a las 7 de la mañana
del día de la virgen.
Allá vamos, separados por 3 asientos,
vos chupas un helado
y yo escribo poemas.
¿Tendrá sentido?
Capaz que no pasa nada,
capaz que me estoy enamorando de otra,
el problema es que no debe tener más de 15 años;
a mí me da cosa, viste.
El colectivo se va llenando
y una de remera verde me interfiere la vista.
No está mal,
Dios lo sabe y me banca,
pero no es lo mismo,
nunca te había visto
y te estaba esperando.