Tortuga
Foto: Funes (del libro ¿Con quién dormías? Ed. Huesos de Jibia - 2007)
Lo que más le gusta son las rutinas. Cuando escribo se sienta frente a la ventana, al costado del escritorio y mira o nada más. Cuando llueve y el repiqueteo de las gotas aturde sereno el marco de la ventana es cuando menos oigo su respiración. Baja, secreta, huidiza. Tortuga, le digo y lo despierto del sueño en el que flota sobre los árboles, los autos rojos, su camisa a cuadros planeando con criterio de cabotaje.
Entonces le pegunto Tortuga qué te parece este párrafo. Tortuga, escuchá esto.
Me oye mientras mastica el mundo exterior a través de la ventana. Mastica mis frases. Mastica mi furia.
A veces me duele. Que no hable, que no sienta, que no responda. A veces me duele que no entienda nuestra rutina, que no la valore como yo. Hay días que no escribo nada. De amar (gura). Yet, me siento y dibujo garabatos, con la ventana en mis sueños, masticando con él. Me pueblan imágenes de su infancia, su sana son(risa) y quiero matarlo. En un garabato escribo, quiero matarte y apagar estos recuerdos nuevos de enfermedad, de baratas enfermeras gordas, de ronquidos solitarios.
Y lloro sin ruido los días de lluvia, mis mejillas frías, su nuca, su pelo corto. Ni una palabra y (creo) sin respirar. Lo miro y nada más. Lo miro hasta acabar. Me levanto y cierro el cuaderno o cierro el cuaderno y me levanto. Entro a mi grisácea cotidianidad donde una red de amianto me esconde la piel de gallina.
Entonces Tortuga se levanta de la silla, se acuesta en la cama y duerme. Hasta el otro día que se despierta cuando siente la silla de mi escritorio girar sobre sus rueditas.
Entonces le pegunto Tortuga qué te parece este párrafo. Tortuga, escuchá esto.
Me oye mientras mastica el mundo exterior a través de la ventana. Mastica mis frases. Mastica mi furia.
A veces me duele. Que no hable, que no sienta, que no responda. A veces me duele que no entienda nuestra rutina, que no la valore como yo. Hay días que no escribo nada. De amar (gura). Yet, me siento y dibujo garabatos, con la ventana en mis sueños, masticando con él. Me pueblan imágenes de su infancia, su sana son(risa) y quiero matarlo. En un garabato escribo, quiero matarte y apagar estos recuerdos nuevos de enfermedad, de baratas enfermeras gordas, de ronquidos solitarios.
Y lloro sin ruido los días de lluvia, mis mejillas frías, su nuca, su pelo corto. Ni una palabra y (creo) sin respirar. Lo miro y nada más. Lo miro hasta acabar. Me levanto y cierro el cuaderno o cierro el cuaderno y me levanto. Entro a mi grisácea cotidianidad donde una red de amianto me esconde la piel de gallina.
Entonces Tortuga se levanta de la silla, se acuesta en la cama y duerme. Hasta el otro día que se despierta cuando siente la silla de mi escritorio girar sobre sus rueditas.
2 comentarios:
siempre cuando voy a empezar a leerte funes digo.. no tengo idea de que estoy por leer..por que es eso.. nunca se con que vas a venir .. si con minitas hablando.. si con guarangadas.. con sensibilidades ... pero nunca leo por la mitad.. son como viajecitos... son todos distintos y me gustan eh..
que masa............
gracias lucía
es lo más lindo que me dijeron
nunca
besos
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