viernes, 15 de febrero de 2008

De Pop Life, (fragmentos fascinantes de vidas de mierda) , foto de eli neira en el taller del colectivo de artes Caja Negra, Santiago de Chile, otoño 2007





¡Esto es una guerra señores!

Queridos amigos hoy vamos a hablar de un asunto tan peliagudo como lo es la guerra. Tal cual, no nos vamos con chicas en esta columna, qué se creía usted.
Para empezar vamos a decir que hay dos formas de hacer la guerra. La primera tiende a la reducción del enemigo por la vía de la fuerza, la otra lo hace por la vía de la seducción. Esta última, se puede entender como una forma de amor, perversa ciertamente, pero amor a las finales, ya que el resultado es la inclusión del otro y no su reducción. Es la metástasis de las células. Es la gran cogida universal de la materia como dijo un poeta cuyo nombre no recuerdo. Es la fuerza del eros que tira mas que una yunta de bueyes como diría la buena de mi abuela.
Eros y Tanatos como lo conceptualizó Bataille, como lo figuró Sade, como lo recitó Gomez Jattin ¿No creen ustedes?, ¿No les parece?
Claro porque un tipo de energía siempre viene acompañada de la otra en igual intensidad pero en direcciones opuestas. El Yin y el Yan, ¿Ve?, Física elemental mis queridos watsons.
En lo personal, caballeros, yo prefiero hacer la guerra utilizando la energía del amor, por razones que, entre gente liberal como nosotros, todos artistas e intelectuales, resulta evidente ¿no?
¿No somos todos tan liberales? Ha bueno. Me acabo de enterar fíjate tú.
Si me permiten los señores, me gustaría continuar con el desarrollo de mi idea, porque sepan ustedes que esto que estoy tratando de exponerles, pese a sus marcados síntomas de déficit atencional, es una idea, una suerte de joya brillante, una piedra sagrada, al menos para mí. Y considero que el hecho de que esté yo, semidesnuda en este momento no debería interferir en lo mas mínimo con la intensidad dialógica, menos aun con la calidad de esta charla.
Bueno, como les iba diciendo en el camino de la guerra, yo prefiero ir a coger. Ahora hasta qué punto es bueno coger con el enemigo es un tema que provoca mis más profundas reflexiones. No sé si habrá causa lo suficientemente valiosa como para yo decir si bueno, cojo con este gilipollas que me da asco porque la causa lo requiere. Debo confesar en todo caso, que alguna vez tuve una experiencia de esas características. Fue repugnante, pero con terapia, lo superé.
Bueno, si alguien me invita un trago mejor, si algunos de los respetables caballeros me invita a un cóctel, yo feliz de seguir conversando y divirtiéndolos con mi locuacidad, pero entiéndanme que esto es un negocio y asi no más yo no les voy a estar haciendo el tony toda la noche. Compórtense como los gentleman que jamás serán los huevones y trátenme como merezco, ¡Que alguien me invite un trago! que hablar me da mucha sed.
¿Y un cigarrito?

2 comentarios:

mechi dijo...

como bien dice usted se han ganado guerras con amor o mejor dicho con mujeres semidesnudas... no recuerda usted ese episodio en que aquella reina gana la guerra contra su marido mandando en la primer fila de combate a mujeres hermosas semidesnudas? lindo texto...

pAtmoritaDnadie dijo...

jajajajajaajj!
te extrañe!