miércoles, 13 de febrero de 2008

La inseguridad es otra cosa (segunda parte)


Viene del miércoles anterior...


Lina llegó tarde, para el segundo vermú, y no pareció importarle, quizás algunas mujeres son puntualmente impuntuales. No se disculpó y pidió un buen vino aunque dijo que del tema no sabía nada. Se habían conocido hacía un tiempo, y Loro había fantaseado con ella pero nunca la había invitado a salir hasta ese momento. Era la primera en su lista y estaba tan bonita como la recordaba, o tal vez un poco más, los recuerdos son desprolijos. Él no recordaba muchos detalles, cosa que a ella no le hizo gracia. Trabajaba en una panadería que era de su padre, ahora estaba a cargo y tenía que madrugar; no era lo que quería, pero el mandato se imponía. Algún día se dedicaría a la fotografía y él parecía un buen modelo, tenía una sonrisa cálida y muy fotogénica. Aquella noche, en la fiesta en la que se conocieron, ella le había sacado unas fotos, pero finalmente estaban fuera de foco. Ahora no había traído la cámara, pero ya habría oportunidad, ¿o no?
Seguro que sí, afirmó él, cuando quieras. Pero ese cuando quieras pareció guardarse en el cajón de los algún día lejano, algún día que parecía no existir.
Cuando quieras, me encantaría, dijo Loro, y comenzó a sentirse incómodo, oxidado en esa primera cita luego de cinco años de convivencia asegurada. Ahora había planes nuevos, sesión de fotos con Lina y quién era Lina.
Viste que los dos nos llamamos con ele, cambiando de tema, Loro y Lina.
Pero vos no te llamás Loro ¿o sí?, y yo tampoco me llamo Lina, es el diminutivo de Marilina, pasa que así es más lindo. ¿Y vos? Pensé que te decían Loro por lo charlatán…
Pero no era así, todos se daban cuenta de que no podía ser por eso; en el secundario me pusieron ese apodo por un peinado ridículo que tenía, parece que parecía un loro y quedó. Ya me acostumbré.
Ella no le preguntó su verdadero nombre y la charla se llevó el tema. No era Loro, no era charlatán y no era buen conversador, tenía una sonrisa cálida y una futura sesión de fotos que se iba a pique. Ella, mañana, tenía que abrir el negocio temprano, ya lo había dicho, pero se quedaba a terminar el vino. Era simpática y bonita y ya podrían arreglar, ¿arreglar qué? Eso que estaba roto y que estaba sobre la mesa. El beso en el cachete duró unas milésimas de segundo más que los besos normales, le dijo llamame, dejándole a él la responsabilidad del próximo encuentro. Él se quedo sentado, con dos dedos de vino en su copa y mucha incertidumbre. Había una palabra para ese sentimiento: desasosiego era. Suena terrible, pensó, y es más o menos así. ¿Cómo se conjuga? Desasosegado, existe, suena complicado, y es así.
Caminó hasta la barra y pidió una cerveza, el vino le daba sed. Esos seis o siete pasos que dio hasta la barra habían sido los últimos hasta ahora. Hacía una hora que no veía sus pies, ¿estaban?
No lo sabía, no los veía. Todavía tenía un vaso rubio lleno y algo de noche por delante, ¿o era por detrás? Algo de noche, algo de plata, el teléfono de Lina y dos chicas en una mesa. De vez en cuando lo miraban y sonreían...

Continuará el próximo miércoles...!

4 comentarios:

Matiu dijo...

Entre Lina y Loro no hubo demasiada conexión, aunque al final ella le dijo que la llamara. ¿La llamará, Loro, para una súbita sesión fotográfica? ¿Y las chicas de la otra mesa? ¿Qué pasará? ¿Se animará Loro a acercarse? ¿Será invitado por ellas? ¡No se pierda el desenlace de esta apasionante historia el próximo miércoles, en este mismo blog!

Anónimo dijo...

Que pasará!?

Anónimo dijo...

YO NO M E MUERO DE INTRIGA LA VERDAD.
PERO NICOLAS CAGE ES SIMPATICO DE JOVEN.

Matiu dijo...

No te mueras, Anónimo II, no te mueras...