viernes, 7 de marzo de 2008

Check - in


Maxi me estaba molestando. Me agarraba del pelo y me soltaba cuando Mamá nos miraba. Encima ella estaba leyendo y no lo veía todo el tiempo. Le dije como diez veces que pare pero siempre hace lo mismo cuando no está Papá así que le respondía pellizcándole el hombro o al lado del ombligo; siempre le hago lo mismo y siempre me dice que odia eso. Me quiso esquivar el pellizco y puso su pecho delante de mis dedos. Le aplasté las tetillas con tanta fuerza que gritó muy enojado que era una perra. Mamá se puso de todos colores y pude ver que Papá se acercaba al trote para retarnos. Pero Maxi seguía enojado y se vengó fuerte. Me agarró de la base de la colita del pelo, que duele más, y tiró con bronca. Me inclinó la cabeza y mi cara apuntó a la pista de aterrizaje. Estaba por despegar el avión porque iba acelerando y no frenando.
Creo que habrá sido para olvidar que mi hermano me estaba humillando porque miré el recorrido del avión y pensé que sería lindo ver cómo despegaba, cómo se levantaba el tren de aterrizaje y se perdía en el cielo. Me di cuenta ahí mismo, mientras peleábamos con Maxi, que nunca había visto un despegue y el nuestro era imposible verlo desde adentro del avión.
Igual, este avión que estaba despegando, no despegó. No se levantó, no sé, siguió de largo. Se desvió un poquito del centro de la pista pero después siguió por el pasto, atravesó las rejas, unos cuántos autos y no lo vi más.
Maxi todavía me sostenía del pelo.

1 comentario:

lahe dijo...

morir distraido podría ser un privilegioso.

un final medio plop?