la fobia es la falta de costumbre
Esto es, si te dan miedo las cucarachas, pero vivís rodeado de cucarachas, un día te acostumbrás o te morís del estrés.
Augusto tuvo piojos por primera vez a los cinco. Herví peines, toallas, sábanas, ropas. Compré venenos, vinagres, hierbas mágicas. Me obsesioné. Cuando los piojos eran demasiados para su cabeza, ¡se subían a la mía!
Un día se hizo rutina. El único que no lo digería del todo era Augusto, que puteaba a flor de voz cada vez que le pasaba el peine. ¡Maldito peine fino!, gritaba. Por eso, cuando yo hice un fanzín en papel que se llamó Una herida absurda, él hizo un fanzín en papel que se llamó Maldito peine fino*. Y cuando yo estaba en la cresta de la fiebre blogger, él se sacó este blog.
Después, los piojos no nos molestaron más por casi dos años.
Ayer regresaron.
2 comentarios:
"una voz en off decía: ¡sacá la mano, boludo!"
has engendrado a un genio
un genio, no sé... eso siempre está por verse.
pero un piojoso, seguro!
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