lunes, 14 de abril de 2008

depende para que


Y entonces fue cuando me morí. Y subí al cielo.
Me atendieron en la puerta y yo pregunte por el general.
Estaba ocupado, me dijeron, y ella también.
Ella, acá, sigue trabajando mucho. Más todavía.
Igual me hicieron pasar y era lindo.
Camine tranquilo unas horas, saludando gente y buscando parientes.
Me encontré con Indio, mi perrito de cuando era chico,
me salto encima y lamió todas las manos. O sea, las dos manos,
que ahora no tenían que trabajar.
¿Quién dijo que no tenían que trabajar?
Esa era su voz, fuerte, amiga… me llamo por mi nombre:
Venga Gómez, venga. ¿Por qué no me ayuda a llevar esto?
Eran unas cajas que parecían pesadas pero eran livianísimas.
¿Qué hay acá, general?
Fíjese por el peso, don, las cajas son livianas,
entonces: alpargatas si y libros no.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

me olvide de ponerlo: la imagen es de Daniel Santoro, sacada de www.danielsantoro.com.ar
ALE R

Anónimo dijo...

ale... creo que sos peronista

lu.

Anónimo dijo...

desde la optica de carlos godoy, que es en parte la mia y la de muchos, no hay escapatoria

fede té dijo...

si la hay pero habría que sacrificar demasiado guiso