jueves, 24 de abril de 2008

Foto: Girasol

Tomás tiene cinco años. Lucas tres. Siempre se pelean por lo mismo: los autitos. 
Hay un cajón lleno de autos de juguete, eran del abuelo cuando era chico. No son de plástico como los de ahora, son de metal, son los matchbox de la década del 60. 
Terminaron de comer y Tomás estaba jugando con el auto azul que Lucas había sacado del cajón antes de sentarse en la mesa. La situación era esta: Lucas quería el auto que tenía su hermano. Tomás no pensaba devolvérselo. 
    - Tomás prestale el auto a tu hermano, lo tenía él. 
    - No quiero, le presto el rojo. 
Pero Lucas no quería el rojo, quería el azul. 
    - Le comparto el camión que es mucho más grande. 
Pero Lucas tampoco quería el camión.           
    - Tomás prestale el azul, hay un montón de autos más para jugar. ¿Por qué no podés prestarle ese?
    - Es que las ruedas andan mucho mejor (y lo mueve sobre la mesa para mostrar como giraban) 
Un juego de niños no tan simple: uno quiero lo que el otro quiere, por el hecho de tener lo que el otro no puede tener. No importa si es un auto azul, rojo o un camión, uno desea el deseo del otro, por ende es el deseo del deseo. 
Les hablé de lo importante que es compartir pero no conseguí que se deshagan de ese egoísmo pequeño. Pensé en esa pulsión agrandándose con lo años y la adultez. Le volví a insistir, le hablé cerca del oído. Tomás estaba a punto de prestárselo, pero con influencia algo le decía que no. Y no. No se lo prestó. 
Después de unos minutos llegó el postre, el arroz con leche que tanto le gusta a los dos. Se olvidaron del autito azul y disfrutaron de lo que vale la pena. 


11 comentarios:

Matiu dijo...

Detesto contradecirte, Girasol, pero yo creo que en este caso no se desea el deseo, sino que simplemente hay una coincidencia con el objeto del deseo. Cuando se desea el deseo es porque no se tiene ningún otro objeto de deseo.

Es como sugerís vos: desear lo que el otro deseó primero porque ves que el otro es feliz al satisfacer ese deseo que ahora tenés vos por esos mismos motivos.

Eso por un lado. Por el otro, la ternura y el cariño con que te referís a esos nenes es hermosa y maravillosa, y me provoca ternura a mí también.

Y bien por el razonamiento budista: los deseos no valen la pena, pero sí el arroz con leche, que calienta la pancita.

Anónimo dijo...

Deseo que el sol ilumine los deseos de todos aquellos que desean sus propios sueños!!! (sin condicionarlos a los sueños ajenos.

Violeta

Anónimo dijo...

Soñar con algo o alguien y desear su concreción, en equilibrio con el mundo que rodea a ese algo o alguien, siento que es una acción positiva. No así cuando interferimos con el ser vecino. Ahora, podemos desear objetos ó desear sentir y expresar emociones cercanas.

Cualquier intención que se busque manifestar en la realidad surge de un deseo.En lo profundo ,el más puro deseo de todo ser humano es un estado de constante felicidad. Si alguien desea lo que el prójimo tiene y lo hace feliz, es un residuo olvidado de esa esencia humana.

Si cada día que despertamos de los sueños, manifestásemos lo que sentimos, la realidad sería eso mismo que somos y no algo más que anhelamos. Al despertarnos, no veríamos una mesa vacía... sino un plato de arroz con leche ( con canela ) para compartir...

Sol B dijo...

Deseo del deseo que desea el deseo. Me mareé.

Matiu, yo también detesto contradecirte, creo que se dan las dos maneras. El texto cuenta que uno desea ese objeto, porque el otro también lo desea, pero no lo puede tener. El objeto no tiene relevancia, por eso hablo del deseo de la persona 1 (que se satisface), de querer el deseo de la persona 2 (que no se satisface) Entonces la persona desea esa ausencia. Pero también es real que los nenes querían el autito azul porque si, y que los dos querían el mismo.

Seba: es muy lindo todo lo que decís. En vez de deseo, diría quiero, dedico. Me queda la sensación de que el deseo nos mantiene atados. Supongo que esto también da lugar a debate.

Anónimo dijo...

el pasto es siempre
más verde del otro lado.

como mi vecino que se compró una podadora más grande que la mía.

un complejo fálico.

les puedo contar mis deseos ?

tony obiwan kenobi

Matiu dijo...

Yo sigo disintinedo, Sol. Lo que Lucas quería era no ya el deseo de Tomás -Lucas ya tenía su propio deseo del autito azul-, sino, en todo caso, quería el deseo SATISFECHO de tener el autito azul. Que es exactamente lo que el deseo es: el deseo de satisfacer el deseo para que este desaparezca. Y por cómo contás en tu narración, no quería la ausencia de ese deseo siguiendo los pasos del Buda, alcanzando el nirvana, eliminando todo vestigio de los deseos -que producen la infelicidad-, etc., sino más bien satisfaciéndolo empíricamente.

Uno desea solamente lo que no posee, no hay vuelta que darle, y Lucas quería lo que no poseía: el autito azul. Cómo se despertó ese deseo es el punto donde coincidimos (primero fue el deseo de Tomás).

Pienso que a veces se presentan ciertas paradojas que hacen las excepciones a esta regla de que se desea aquello que no se posee, como por ejemplo, cuando en un estado de ansiedad severa, uno siente deseos de gritar aun mientras está gritando.

Así y todo, discrepancias y avenencias de por medio, es lindo pensar junto a vos, Girasol.


Tony Wan Kenobi: si nos vas contar tus deseos más profundos, también deberías contarnos tus miedos más secretos.

Made dijo...

solcito:

Quisiera compartir mi humilde opinion sobre este debate tan interesnte que plantearon desde mi experiencia como maestra y Psicopedagoga.
Creo que en algun punto se estan quizas mezclando dos temas que evolucionan en forma diferente en los seres humanos (que nos diferenciamos de los animales no solo por la autoconciencia sino por nuestra naturaleza deseante)
Cuando nosotros nacemos, vivimos una primera experiencia de satisfaccion en el primer contacto con el pecho materno la primera vez que sentimos hambre. El bebe llora por primera vez, por una necesidad fisiologica que debe satisfacerse y la mama responde alimentandolo. Es ahi cuando queda en nuestro aparato psiquico una huella mnemica, de una primera experiencia de satisfaccion, que queda cargada,grabada como una experiencia mitica. Cuando el bebe vuelve a llorar, la siguiente vez que siente hambre, ya no lo hace solo buscando alimento, sino que busca volver a vivir esa satisfaccion que sintio la primera vez, con el calor y olor de su mama y con todo lo que represento para èl: he aqui el deseo. Pero como toda experiencia, por mas maravillosa que sea, solo se puede vivr una sola vez. Aunque volvamos a la misma playa donde vivimos las mejores momentos de nuestra vida, en la misma fecha y a la misma hora, con la misma gente es imposible volver a vivr lo ya vivido. Ese es el circuito del deseo, que es una fuerza que nos empuja y nos permite seguir adelante buscando volver a vivr esa primera experiencia de satisfaccion. DE LA FALTA SURGE EL DESEO. Y SI NO DESEAMOS, ESTAMOS MUERTOS EN VIDA ya que es inherente al ser humano. Sí es cierto que hay que replanterase constantemente QUÉ deseamos y donde ponemos nuestras necesidades para no terminar plagados de objetos innecesarios que lejos estan de llevarnos a nuestra meta (que en ultima instancia es encontrar una completud inalcanzable).
Por otro lado, las edades de los niños en cuestion, estan marcadas por un absoluto egocentrismo. Esto implica que son incapaces aun de tener sentimientos empaticos y de comprender que "la felicidad del otro" tambien satisface el propio deseo. Esto se va a ir logrando con el tiempo (si tenemos suerte) y si tenemos adultos que nos hablen al oido, y poco a poco nos muestren y nos enseñen desde el ejemplo de su accionar que el compartir y el arroz con leche pueden llenar la pancita y el alma de quien lo elije.

Cariños, made

Anónimo dijo...

mi miedo más secreto
es... que nadie me desee.

Tony Obiwan Kenobi

Sol B dijo...

Buenísimo Matiu, me gusta que sigas disintiendo. Creo que entendí tu punto y tenés razón. Vos pusiste la atención en Lucas, y él quería el deseo satisfecho de tener el auto azul.
En cambio, Tomás quería ese autito sólo porque lo quería su hermano, y si, su deseo está satisfecho empíricamente (Pero es deseo sólo porque Lucas lo desea) no porque quiere seguir los pasos de buda. Que confuso. gracias Matiu por eso : )

Made, gracias por tu explicación y tus cariños.

y Tony, contanos tus deseos

Matiu dijo...

De nada, Girasol. Para mí es siempre un placer aportar confusión a cualquier asunto.

fede té dijo...

Chicos, detesto contradecirlos.