jueves, 17 de abril de 2008

Una historia sencilla

Foto: Girasol
Una piedra que descansa sobre la orilla. Pequeña, seca, hundida hasta la mitad. Cómoda, inmóvil entre la arena que desgasta su piel granulada. Una piedra que espera que una ola se suba hasta su lomo, le hidrate los poros y la inunde.

Una piedra que descansa sobre la orilla. Ahora mojada, tiritando y anhelando que el sol se asome entre las nubes para recuperar su temperatura corporal.

Una piedra que viajó hasta la orilla, despidiéndose de su roca madre. Corroída por el agua salada y el viento. Naufrago, nómade, entregada a las corrientes y al tiempo.

Reposa hasta que una niña la lleva hasta el portón de su castillo de arena. A unos diez metros de la orilla, espera paciente hasta la próxima marea.

4 comentarios:

Unknown dijo...

yo era una piedraaaaaaa!!!!!!

Unknown dijo...

...era tan sencillo..

Anónimo dijo...

estar duro como un piedra.
awful feeling.

Matiu dijo...

Eso para los que dicen que las rocas no tienen sentimientos...