jueves, 22 de mayo de 2008

Euritmia

Foto: GirasolDentro del paradigma dominante de la ciencia física, el mundo es considerado un objeto medible, tangible y calculable. La realidad es reducida a los elementos que pueden ser ordenados en términos de espacio, tiempo, masa y cantidad.

Condicionados, pero no encerrados por esta visión de los hechos, tendemos a percibir la realidad material como la única posible. Pero la verdad es que existen inmaterialidades que trascienden los límites de las categorías de la ciencia física, y un modo simple de poder tomar conciencia de estas dimensiones es a través de la música.
Aquella que atraviesa nuestro cuerpo y altera nuestro estado de vibración. Aquella que sentimos actuar en cada molécula, olvidando los límites corporales e integrándonos al sonido que percibimos como un aire confortable y abarcador. Que nos serena y nos impulsa a querer despegarnos del piso. Que nos conecta con nuestra intuición y con el misterio de nuestro origen.
La música consigue mostrarnos la inmaterialidad en la que convivimos. Un pasaje, un puente entre el cielo y la tierra. Un arte poderoso y auténtico que revela leyes superiores.



2 comentarios:

Anónimo dijo...

tengo una forma extraña de querer.
y es esta.

Anónimo dijo...

cual?
quien?